Situación límite en el Castilla

COLISTA Toril, crítico con la política de refuerzos • “Yo sólo entreno”

El Castilla vive una situación crítica. Colista de Segunda con cero puntos de 12, (único equipo sin puntuar), un solo gol a favor (de falta directa) y un horizonte lleno de nubarrones. El domingo, sin ir más lejos, visita al Barça B.

A pesar de la gravedad de la situación, ni a su entrenador ni a la mayoría de la plantilla les ha sorprendido. La austera y tardía política de fichajes ha sido clave en este paupérrimo arranque del filial blanco. Tras perder a 10 jugadores titulares (Jesús, Fabinho, Nacho, Iván, Mosquera, Casemiro, Juanfran, Jesé, Cheryshev y Morata, además de Mateos y Álex), el Castilla empezó la temporada con sólo dos incorporaciones, Pulido y Jaime.

Ramón Martínez, responsable principal del diseño de la plantilla, firmó a seis futbolistas, todos a coste cero (cedidos o libres) y cuatro de ellos con la temporada iniciada. Cristian llegó del Espanyol el 23 de agosto, Femenía el 28 y Cabrera (Atlético) y Rozzi (Lazio) el último día de mercado, con tres jornadas disputadas. Henrique prometía ser el fichaje estrella (delantero brasileño de la quinta de Neymar, Lucas Moura y Casemiro). Pero un problema con el tránsfer le ha dejado en Brasil.

El técnico del Castilla no ocultaba su preocupación desde incluso antes de que se iniciara la pretemporada. Sabe que la naturaleza del Castilla es formar y nutrir de futbolistas el primer equipo, pero esta desbandada requería una inversión en jugadores de nivel que ayudaran a los que llegan de abajo a crecer y mantenerse en la categoría.

“Yo sólo entreno, no hago plantillas. Sé de dónde venimos, siempre es la misma historia. Cuando no haces pretemporada, tienes muy pocos jugadores, hay tantos cambios y no conoces a muchos de ellos, pues hay que improvisar sobre la marcha, conocerlos con partidos. Pero la responsabilidad al cien por cien es del cuerpo técnico, aunque hay situaciones que el cuerpo técnico no puede controlar”.

Este discurso, en sala de prensa, es un grito de socorro de un técnico al que el Madrid no ha permitido conceder una entrevista en el último año. Como él mismo dice, Toril siempre ha sido un hombre de club. Ganas no le faltaron para replicar a Mou el año pasado, pero su sentido de club se lo impidió. Ahora el vaso de su paciencia ya se ha derramado.